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Les temían. Les maldecían. Les admiraban. Absorbían con la leche materna la valentía de sus ancestros y la devoción por los severos dioses de las tierras del norte. Ellos no buscaron caminos fáciles, pues no los había allí donde habitaban. En busca de gloria y riquezas, dejaron atrás su gélido hogar para surcar los mares y conquistar nuevos territorios. Este pueblo y sus gentes pasaron a la historia para ser inmortalizados como el terror de Europa: los vikingos.
Cultos y rituales
Los vikingos no tenían necesidad de erigir grandes edificios para la adoración de los dioses y sus sacrificios. La mayoría de las veces se reunían para los festejos y las ceremonias rituales en frente de árboles altos, generalmente fresnos. Además, cada familia tenía figuras de varios dioses y podía colocar sus ofrendas en casa o en un altar (una pequeña pirámide con una parte superior plana, construida con piedras redondeadas). Al realizar la alocución a los dioses, se suponía que se debía poner una ofrenda sobre el altar (pesca, granos, bayas, cinta de colores, adornos), la cual dependía de la petición del sujeto, y que, como resultado, este sería recompensado adecuadamente. Cada uno oraba de la manera que sabía, sin reglas firmes ni fórmulas establecidas, pero siempre con honesta devoción.
De esta manera, en el altar de la casa, se producía un acercamiento personal entre el hombre y los dioses. Los cultos ceremoniales para sanar, profetizar o pedir ayuda en un caso concreto se hacían solamente en bosques sagrados y se realizaban solo por personas que estaban dotadas de un don especial para esto: los Gothar.
Algunas veces los sacrificios se realizaban al pie de grandes árboles para alimentar sus raíces, en un acto metafórico para representar el gran árbol de la vida: Yggdrasil. Estos podían ser individuales o populares, los cuales serían realizados por los Gothar. Los hombres normalmente solían sacrificar un animal o algún tipo de objeto resultado del trabajo manual. Las mujeres, por regla general, ofrendaban con cintas de colores brillantes que ataban a las ramas de los árboles de bosques sagrados.
Si se sacrificaba un animal, se degollaba y se colgaba de un árbol. En ocasiones, el sacerdote y su séquito comían al animal en festejos organizados en templos verdes.
La Ceremonia de Adoración a Odín
Los vikingos también realizaban sacrificios humanos. Por ejemplo, antes de una batalla particularmente importante, ambas partes podrían consagrarse al sacrificio de los dioses; en este caso, se creía que todos los caídos en esta batalla eran víctimas consagradas. El detalle interesante de esta costumbre era que, en el caso de una consagración mutua, la parte victoriosa degollaría a todos los opositores restantes para colgarlos en un bosque sagrado.
Tradiciones de Boda
El matrimonio vikingo era un acontecimiento importante no solo para los novios, sino también para sus familias. Las dos preparaban dotes, dándose el uno al otro los regalos más valiosos: pieles o armas. La novia traía a la familia del marido ropa de lino y lana, una rueca, telas y un atributo tan indispensable como la cama. Una novia de familia más adinerada podría tener una parte de una dote de joyas hechas de plata y oro, ganado, una granja o incluso una finca entera.
Tradición vikinga de intercambio de anillos
Los ritos de bodas de los vikingos son muy similares a nuestros ritos actuales. Algunas de las tradiciones modernas copian con detalle las costumbres de esos tiempos. El día de la boda, se entregaban los regalos a los parientes y, después de eso, toda la procesión nupcial se dirigía hacia el lugar de la ceremonia.
En cuanto a la procesión, la tradición era la siguiente: los novios, acompañados por todos los invitados, tenían que llegar al lugar donde concluía su unión, y, cuanto más distancia superaban, más fuerte sería su matrimonio. La multitud que los seguía tenía que hacer todo tipo de sonidos, sobretodo gritos y canciones, y, cuanto más más alto ruido hacían, más alejaban las desgracias de las familias.
Los novios, igual que ahora, intercambiaban los anillos, pero de una manera un poco diferente: los entregaban el uno al otro sobre la punta de espadas. Los vikingos celebraban la boda en la casa más larga. El novio debía traer a la novia a casa y llevarla hasta el lugar del banquete: si él tropezaba y caía, su vida matrimonial no sería tranquila. En caso contrario, vivirían en paz y felices. Entre los novios se realizaba un intercambio de espadas: la esposa mantenía la espada del esposo hasta que un hijo de ellos alcanzase la mayoría de edad.
Costumbres en la educación de los niños
Los vikingos criaban a sus hijos de una manera inusual. Independientemente de si su padre estaba vivo o no, los hijos se entregaban para ser educados por otra familia. Este acto conectaba a las dos familias y podría ser útil en las disputas y litigios, y, también, era la forma más segura de convertir al enemigo en un aliado.
De este modo, casi en cada familia, junto con la suya propia, tenían hijas o hijos adoptivos, y el vínculo entre los hijos era tan fuerte como entre hermanos.
Tan pronto como el niño comenzaba a caminar y a comer por sí mismo, se le asignaba trabajo en tareas del hogar: sacar a los pollos del gallinero, recolectar bayas o nueces, alimentar al ganado entre otros.
En la educación de un joven noble (el hijo de un rey o una madre), como etapa obligatoria de la formación era una aventura. Un vikingo nunca se consideró demasiado joven para tales campañas.
Era una práctica común que, ye desde bien jóvenes, muchos iban al mar para obtener su fortuna, especialmente cuando la herencia familiar no era cuantiosa. Aunque para ellos era un viaje arriesgado, seguía siendo el oficio más deseado y respetado.
Ritos funerarios y supersticiones
Cuando el guerrero vikingo moría, se organizaba una ceremonia funeraria (nabjargir). Antes que nada, se le cerraban cuidadosamente los ojos y la boca, y sellaban sus fosas nasales. Luego, la anciana lavaba al muerto las manos y la cara, le peinaba y le vestía con la mejor ropa. En algunos lugares, un hombre o una mujer fueron enterrados en un túmulo funerario. En otros, el cuerpo era desmembrado y transportado en partes a diferentes puntos del país. Algunas veces, el cuerpo del líder era puesto en un barco, al cual el pariente más cercano del difunto prendía fuego.
La mayoría de los vikingos eran enterrados con posesiones que podrían necesitar en el más allá, incluyendo cerveza y comida, armas, joyas, ropa, e incluso animales. Nunca se sabía lo que uno podría necesitar en su camino a Valhalla o Hel.
Además, el entierro a menudo requería precauciones apropiadas, especialmente en el funeral de un berserker (los más fieros guerreros) o una persona que había sido conocida por ser deshonesta y maliciosa durante su vida. En caso de incumplimiento de estas medidas, los residentes del distrito donde vivía el difunto corren el riesgo de encontrarse con su ‘sombra’ por la noche. Para deshacerse del fantasma potencial, los vikingos realizaban acciones místicas. Por ejemplo, le cerraban los ojos al muerto estando de pie detrás del fallecido, para luego llevar el cuerpo a través de una abertura especialmente perforada en la pared de la casa. Los escandinavos creían que al dejar la casa no por la puerta, la ‘sombra’, que no tenía posibilidad de ver con los ojos cerrados, tampoco podía regresar al mundo de los vivos.
Si por alguna razón no se tomaban medidas especiales y aparecía la ‘sombra’, era bastante fácil hacerle frente. Lo único que se tenía que hacer era sacar el cuerpo que pertenecía al difunto, decapitarlo y poner la cabeza entre las costillas. La principal dificultad en este caso fue reconocer a quien pertenecía esta sombra, ya que a menudo asumía la apariencia de un animal.
Publicado por grupo Valkirias Fire
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